Dos Bocas y Santa Lucía: ¿en riesgo por desplome de peso y petróleo?
En la “tormenta financiera” global generada por la crisis del coronavirus COVID-19, dos factores tienen en vilo a economistas y analistas en México: la caída del peso frente al dólar hasta niveles de $24 por billete verde, y el desplome de los precios del petróleo a niveles de hace 30 años. Es entonces pertinente preguntarse qué va a suceder con dos proyectos prioritarios del actual gobierno, la refinería de Dos Bocas y el nuevo aeropuerto de Santa Lucía. El cruce de las variables económicas parece no afectarlos al menos en este 2020, pero el siguiente año hay interrogantes difíciles de responder al respecto.
Hay que recordar de inicio que en el paquete económico 2020 se estableció la exportación de un millón 134 mil barriles diarios a un precio de 49 dólares. Con ello se tenía el estimado de recibir ingresos petroleros por 987 mil 332.7 millones de pesos en el año, que equivalen a 3.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Al inicio del año, la Secretaría de Hacienda confirmaba que se volvían a contratar “coberturas petroleras”, una especie de seguro que daría la diferencia de recursos si los petro precios bajaban de esa estimación.
Al cierre del 18 de marzo, el dólar se cotizó en 23.94 pesos a la venta y 23.09 a la compra en Citibanamex, 66 centavos más que ayer, con lo que logró un nuevo máximo histórico. Por su lado, para el 17 de marzo la mezcla mexicana del crudo se desplomó a un precio de 18.78 dólares por barril, una caída de 22.36 por ciento con respecto al día 13. Es decir, son poco más de 30 dólares menos que lo estimado para este año.
Los expertos señalan que en la medida en que Pemex produce y vende más petróleo puede aportar más recursos al gasto público; en consecuencia si produce menos, aporta una menor cantidad. Por tanto, la reducción en los ingresos petroleros genera riesgos para el presupuesto de no llegar a lo establecido lo que afectaría los programas sociales.
La secretaria de Energía, Rocío Nahle García, señaló en su momento que la nueva refinería es un proyecto económicamente viable, porque diseñó para que sea construida en tres años. En ese trazado por supuesto que no se tenía marcado un escenario como el del 2020 por el COVID-19 que, según expertos, tardaría al menos dos años a recuperarse por lo que surgen los cuestionamientos de qué podría suceder con los recursos para 2021 y 2022.
En 2019, el secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, explicó que para esa terminal se utilizarían “otras fuentes de recursos”, entre ellas disponer de 15,000 millones de pesos del fideicomiso creado para la construcción del cancelado aeropuerto de Texcoco, que se sumarían a lo que se aporte de presupuesto federal; descartó completamente que fuera a concesionarse. La pregunta es la misma: este año los recursos están ya ubicados pero qué pasará de aquí a 2022, cuando se supone se entregaría dicha obra.
Unos cuantos días después, el 18 de marzo, el director de Pemex, Octavio Romero, reconoció que la cobertura petrolera contratada no será suficiente para amortiguar el desplome de los precios a nivel global. Acotaba que entonces se van a priorizar aquellas inversiones que sean de alta rentabilidad y se harán los ajustes necesarios para garantizar la viabilidad operativa y financiera, explicó.
Las coberturas petroleras contratadas por Octavio Romero solo cubren el 14% de la producción de PemexEl 86% restante no cuenta con cobertura. El precio de la mezcla mexicana está por debajo de los 18usd/barril y en el ppto se contempló a 49usd
Pemex paga 56.5% más por las coberturas petroleras de 2020
La petrolera estatal cubrió el menor monto de barriles desde que lanzó este instrumento en 2017, y sólo protegerá alrededor del 14% de su producción total de crudo.
Los expertos coinciden: México como otras economías tendrán que pensar en nuevas soluciones ante las condiciones que genera la contingencia del COVID-19 para los escenarios de mediano plazo como son los dos años siguientes porque ya no se podrán seguir los mismos supuestos económicos para mantener proyectos y programas como se habían contemplado.
