Las Reformas Estructurales, a debate
Uno de los legados de la actual administración es la puesta en marcha de un paquete de reformas implementadas desde el año 2012 consistentes en cambios en materia de educación, telecomunicaciones, energía, entre otros. A inicios del sexenio se realizaron los cambios legales necesarios a la Constitución y leyes secundarias para implementar las “reformas estructurales”. En esta entrega, Parametría da cuenta de la opinión de los votantes que asistieron a las urnas el pasado primero de julio sobre qué tanto consideran les beneficiaron o perjudicaron las políticas públicas de la administración saliente, así como su punto de vista sobre si éstas reformas deberían seguir en el gobierno que tomará posesión en diciembre de este año; deberían cambiar o si deberían ser canceladas.
Llama la atención que más votantes consideran que las tres principales reformas implementadas por la administración de Enrique Peña Nieto (educativa, energética y de telecomunicaciones) han sido perjudiciales para ellos y sus familias. La Reforma Energética es la valorada como la más negativa, pues 59% de quienes fueron a votar mencionaron que la misma les ha perjudicado. Le sigue la Reforma Educativa que 45% valoró también como perjudicial y finalmente la Reforma en Telecomunicaciones que tampoco es vista como una política que haya traído beneficios a la población.
La encuesta a la salida de las urnas muestra un deterioro en la percepción de las reformas. De acuerdo con encuestas realizadas al principio del sexenio al menos Reforma Educativa y la de Telecomunicaciones eran bien valoradas por los mexicanos al considerar que les traerían algunos beneficios como mejorar la educación o bien tener tarifas más bajas para los consumidores de telefonía derivado de la competencia entre diferentes empresas. No obstante, para el día de la elección la percepción positiva en esos temas había cambiado.
De las elecciones de 2015 a las de 2018 creció en 22% los votantes que dijeron que la Reforma Educativa les había afectado, al pasar de 23% a 45% quienes así lo manifestaron. En estos tres años no se observa que haya ocurrido algún evento relacionado con la calidad en la educación en México que pueda explicar este cambio en las percepciones, por lo que nuevamente se podría tratar del malestar en otros temas con un impacto en este asunto en particular.
Respecto de la Reforma en Telecomunicaciones observamos el mismo fenómeno, de la elección intermedia de 2015 a la presidencial de 2018 creció en 12 puntos los votantes que dijeron que la misma les había perjudicado a ellos o a su familia al pasar de 27% a 39% quienes así lo indicaron. En este caso, los beneficios de la reforma en Telecomunicaciones han sido más evidentes con la eliminación de costos en larga distancia, el apagón analógico que permite tener más opciones de contenidos o bien la ampliación de la red de internet en diferentes regiones. No obstante, vemos nuevamente un descontento en la opinión de la ciudadanía.
Podríamos esperar que la Reforma Energética sea la que se consideraría más negativa por parte de la ciudadanía ya que ha habido un aumento en las tarifas de las gasolinas en los últimos años. Así podemos ver que de 2015 a la fecha se incrementó en 22% los votantes que dijeron que dicha reforma les perjudicó, sólo 10% ve un beneficio con su implementación y un 25% dijo que no le había beneficiado ni perjudicado.
Un dato intuitivo que se corrobora con la encuesta de salida es que quienes votaron en su mayoría por AMLO son aquellos que consideran en mayor medida que las reformas estructurales les han perjudicado. El 52% de los que votaron por Morena dijeron que la reforma Educativa les había perjudicado y sólo 11% ven algún beneficio. Es interesante que el 41% de los que votaron por el Bronco dijeron que los cambios a la educación en México no les habían perjudicado o beneficiado.
En el caso de los votantes por Anaya el 29% dijo que reforma educativa les había beneficiado y el 28% consideró que no había habido cambios con la misma, 38% la considera perjudicial. El 31% de los electores de Meade también dijo que la reforma educativa les había perjudicado y 26% ve algún tipo de beneficio con esta.
En el mismo sentido, los votantes de AMLO como los de El Bronco consideran en mayor medida que la reforma energética los ha perjudicado, el 69% de los electores que prefirieron el candidato de Morena así lo señaló y el 59% de los que votaron por el independiente. También entre los que votaron por Anaya el 46% consideró que los cambios en el tema energético han sido perjudiciales. Llama la atención que el 37% de los que eligieron a Meade consideran de igual medida que la reforma energética ha sido negativa.
En cuanto a la Reforma en Telecomunicaciones vemos nuevamente que los votantes de López Obrador como los del Bronco son los más críticos de los beneficios que trajo la misma, más personas que los eligieron en las pasadas elecciones consideran que la misma les ha perjudicado. Los electores de Anaya tienen posiciones más divididas en el tema, 31% dijo que les benefició, 30% que no hubo cambios y 31% que les perjudicó. Respecto de los que eligieron a Meade la mayoría 45%, consideró que la reforma a las telecomunicaciones ni les benefició ni les perjudicó.
Es importante mencionar que la mayoría de los votantes que acudieron a las urnas el pasado primero de julio esperan que tanto la reforma educativa como la energética y la de telecomunicaciones se revisen para mejorarse. Incluso sobre la reforma energética que es la más impopular son más quienes esperan modificaciones que aquellos que prefieren que se cancele (56% vs 28%). Este dato es importante porque da cuenta de las expectativas de los electores sobre la nueva administración y el sentido de los cambios que esperan ocurran en temas trascendentes para el país.
El mandato o la opinión de los electores no necesariamente coincide con la del total de la ciudadanía por lo que resulta necesaria una investigación sobre qué piensa la población en general para poder hacer comparaciones. Un presidente que gobierna para todo el país debe tomar en cuenta ambas posiciones y sobre todo los beneficios reales más allá de los perceptuales.