Mujeres pelearán más equidad en comisiones del Congreso
En los próximos días las diputadas y las senadores del Congreso intentarán romper el último «techo de cristal» que enfrentan: tener no solo el mayor control posible de comisiones, sino las de mayor peso y capacidad de decisión. Es prácticamente la última oportunidad de hacer valer la tan pregonada “equidad” alcanzada luego de la elección del 1 de julio; en la práctica las dos cámaras son dominadas por hombres por lo que alcanzar esas posiciones pretenden equilibrar en la realidad a los órganos legislativos.
Después de la elección del 1 de julio, el Instituto Nacional Electoral (INE) presumió el avance alcanzado en una mayor paridad de género: en el Senado de la República el 51% de los escaños son para hombres y el 49% mujeres; y en la Cámara de Diputados, el 52% de los curules son para hombres y el 48% para mujeres.
Pero al paso de las semanas, y bajos las reglas internas de los partidos, los verdaderos lugares de poder y decisión se “masculinizaron” por completo: de las 16 coordinaciones políticas, solo una quedó a cargo de una mujer, la senadora Sasil de León Villard para Encuentro Social.
Ni qué decir la conformación de las Mesas Directivas, pues si bien hay participación de legisladoras, en ninguna de las dos se contempló que tuviera “cabeza femenina”; toda la discusión de los días previos a su instalación giró en torno a nombres masculinos.
En todo este panorama cabe destacar la labor de Martha Tagle Martínez, ahora diputada de Movimiento Ciudadano; en su cuenta de Twitter se define como «feminista comprometida con el avance de la agenda de Derechos Humanos y la igualdad sustantiva» y por lo mismo quien más se ha manifestado sobre el tema a través del movimiento #NoSinMujeres #NoSinLegisladoras. En sus publicaciones pone de manifiesto como los centros de poder del Congreso son auténticos “clubs de Toby”.
Por ello el reparto de las comisiones en cada cámara se vuelve por demás relevante para que las legisladores asuman las últimas posiciones de poder; de conseguirse, en no pocos de esos instrumentos se observará momentos históricos pues también se han constituido en “cotos masculinos”. En el peor de los escenarios se podría caer en el “cliché” de que comisiones menores o de corte social, queden exclusivamente para diputadas o senadoras porque es “lo correspondiente”.
Esto no es solo un asunto de mera “equidad” o corrección política. Según el último informe de la Unión Interparlamentaria sobre la participación política de la mujer en la política, las agendas parlamentarias conformadas con la presencia de liderazgos femeninos permiten la inclusión y el énfasis en temas como la lucha contra la violencia de género, los sistemas de pensiones, la legislación para la igualdad de género, las reformas político-electorales y los programas de asistencia social para grupos vulnerables. Ninguno de ellos temas menores y que son relevantes para una real transformación de la sociedad como se ha planteado.