Obrador y la recuperación democrática
En la imagen Obrador al acudir a votar en la Consulta Nacional.
Isidro Galicia
A solo unos días que Andrés Manuel López Obrador asuma como presidente constitucional de México, la democracia representativa y procedimental camina hacia su inexorable extinción política.
La caída del régimen tradicional tutelado por el PAN y el PRI durante décadas hasta la elección del pasado primero de julio, se instauró una nueva etapa de la vida pública del país, al trasladar a la arena social las decisiones que solo asumían los actores de gobierno.
En sí, las consultas públicas formuladas por López Obrador, han sorteado el ácido de la crítica de oposición, las posturas antagónicas de la clase empresarial y las naturales resistencias, todas ellas, ajenas al proyecto de la transformación nacional.
El nuevo régimen que asumirá funciones y el poder a partir del primero de diciembre, deberá promover una auténtica cultura democrática que permitan la construcción de una ciudadanía informada, involucradas en los desafíos públicos y en la colectivización de las decisiones de gobierno.
No obstante, no solo bastará con la formulación de métodos y mecanismos de consultas conducidos por el próximo régimen político, que, desde ahora, es alentador para los actos de la deliberación social, sino, imbuir en la genética de la sociedad hábitos y prácticas democratizadoras.
A pesar de los vaivenes de la democracia mexicana, ante la llegada de una nueva atmósfera política y partidista que ve en un sistema más plural la oportunidad para regenerar al régimen, al sistema político y a las propias prácticas del Estado, Obrador deberá cimentar un andamiaje institucional con inclusión bajo un modelo de participación ciudadana plena.
Que a partir de ello, se reduzca al mínimo el accionar segregativo y marginal del actual modelo, que solo condujo a la indiferencia de los asuntos gubernativos de amplios sectores de la sociedad mexicana.
Los resultados de las encuestas promovidas por el aún presidente electo, expresan en un primer momento la naturaleza y el propósito del régimen obradorista de ampliar el espectro de la sociedad, al incorporarla a un esquema de opinión y de consulta para conocer lo que piensa la ciudadanía de las decisiones gubernamentales.
El ejercicio democrático promovido por López Obrado y aún perfectible, será una tarea toral de los actores sociales y económicos para transformar a las instituciones, donde hoy, la mayor parte de ellas, se encuentran envilecidas por la corrosiva corrupción.
A partir del próximo sábado primero de diciembre, la nación inaugurará una nueva era pública, que estará acompañada de una filosofía de gobierno diferente, y quizá, desincorporando los criterios antidemocráticos impuestos por una minoría gobernante.
Lo que veremos en los próximos días, será la gradual aniquilación de un sistema empobrecedor y desigual que por casi 40 años funcionó al servicio de una reducida élite en el país.
La mesa está puesta para consensuar una verdadera transformación nacional.
El tiempo del cambio verdadero empieza su periplo para recuperar una democracia mas eficaz en justicia y bienestar.
El momento llegó. Obrador tendrá en sus manos la decisión.