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SOBRE ADVERTENCIA NO HAY ENGAÑO…. CUIDADO CON LOS LOQUITOS

Alejandro Cea Olivares.- Cea Olivares

Ciudad de México.- El día de ayer trajo a la memoria varios momentos de los llamados destapes. Cuando un sexenio estaba un poco más allá de su quinto año, surgía quien iba a substituir a un presidente ya agotado: más desilusión que logros y mucho mayores perversiones que virtudes. Al nuevo, al que iba a ser candidato y posteriormente presidente, los que vivían – viven – de escribir o decir sus tonterías en los medios de comunicación los analizaban como si fueran héroes o sabios y les atribuían grandes cualidades. Los de a pie nos tranquilizábamos: ya se va este tal por cual, el que llega compondrá las cosas.

Los apellidos López, Echeverría, Salinas, Peña, Fox, Calderón, etc., ofrecen la evidencia de la falsedad de las esperanzas, pues en menos de seis años pasaron al horror. Surge así el temor al poder y este temor está en las raíces de la sabiduría, de la cultura. Así, la civilización hebrea, en el libro llamado de los Jueces y la griega, a través de las fábulas de Esopo nos avisan sobre los riesgos que ofrecen los que desean mandar. Y esos fueron escritos hace unos ¡2600 AÑOS!

El Antiguo Testamento, en el libro de los Jueces nos platica que únicamente aceptan reinar los que no sirven más que para herir, molestar, dañar -Así nos dice: «Una vez los árboles fueron a ungir un rey sobre ellos, y dijeron al olivo: ‘Reina sobre nosotros, pero el olivo les respondió: ¿He de dejar mi aceite con el cual se honra a Dios y a los hombres, para ir a ondear sobre los árboles? Entonces los árboles dijeron a la higuera: ‘Ven, reina sobre nosotros. Pero la higuera les respondió: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ondear sobre los árboles? Después los árboles dijeron a la vid. Ven tú, reina sobre nosotros. Pero la vid les respondió: ‘¿He de dejar mi vino nuevo, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ondear sobre los árboles?»
Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Ven tú, reina sobre nosotros. Y la zarza dijo a los árboles: ‘Si en verdad me ungen por rey sobre ustedes, vengan y refúgiense a mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y consuma los cedros0 del Líbano.»

Por esas fechas en Grecia se recopilaban las aun famosas Fábulas de Esopo. Entre ellas toca nuestro tema la de las ranas pidiendo rey. Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que tenía, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.

La zarza acepta mandar porque no tiene nada que ofrecer a los árboles ni a los hombres. Manda, además, porque puede herir, rasguñar y hasta quemar. Zeus envío a las ranas un buen rey, el tronco, el cual no estorbaba, no pedía nada para si, a lo más servía para que las ranas se pararan sobre él.

El espectáculo que hoy presentan los medios debería por lo menos preocuparnos. Después de ciento de millones de pesos que nadie sabe de dónde salieron de bardas pintadas con su nombre, de anuncios espectaculares y de impresos entregados casa por casa, queda ungida una dama con muy malos antecedentes. Recordemos los costos resguardados en el secreto de los segundos pisos del Periférico, o la falta de mantenimiento del Metro, los avances del crimen, la situación de casi inmovilidad en el transporte.¿Con qué derecho será presidente de la República? ¿Qué puede ofrecer? La respuesta está seguramente en la zarza y en la serpiente. Y el espectáculo se convierte en teatro burdo con otro impresentable: la misma Línea 12 del Metro, el ridículo en las relaciones internacionales, el dominio en las Secretaría de Relaciones Exteriores de sus amiguitos, etc., y al final hace un berrinche. Vuelve la pregunta: ¿Con qué derecho un sujeto así quiere ser presidente? ¿Qué puede ofrecer?, la respuesta está en la zarza y en la serpiente.

Pero desafortunadamente nos dejamos llevar por el torbellino de noticias, chismes, interpretaciones. Nos preguntamos, como si a alguien le importara, si el Presidente estará enojado o si Ebrard se rebelará y dejamos de preguntarnos lo mínimo necesario sobre estos sujetos: ¿Ahora que nueva ocurrencia traerán? ¿Qué puedo hacer en mi medio de trabajo, en mi comunidad para que no nos dañen?, y la más importante: ¿Qué clase de soberbia o de locura puede tener alguien que se cree capaz de tomar cientos de decisiones de todo tipo sobre millones de personas? Sólo un loco o perverso, o ambas cosas, ¿verdad? y me termino preguntado: ¿Por qué si la sabiduría y la experiencia nos previenen contra los del poder, no nos cuidamos de ellos, sino que hasta discutimos por quien es mejor? Este es un dilema interesante: seguir pensando aunque la evidencia lo niega que de algo sirven los que gobiernan o bien asumir nuestro papel de ciudadanos y exigirles y desconfiar de ellos.

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