AMLO apoyó más a la mamá de El Chapo que a la de Fátima
Alejandro Sánchez / Contra las cuerdas
La sociedad, aun quienes votaron por Andrés Manuel, se alebrestó por la insensibilidad del Presidente.
La Comisión Nacional para Prevenir y erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) es un parapeto. Está pasmada frente a la emergencia en la Ciudad de México y el resto del país por los atroces asesinatos de mujeres —no hay distinción en las edades para ensañarse con ellas.
Sólo la captura y liberación ilegal de Ovidio Guzmán había provocado una fuerte indignación que derivó en la caída popular del presidente López Obrador.
Ahora los gobiernos de la capital y federal viven un peor momento. Todos los días hay noticias sobre desapariciones y muertes con desmembramiento de cuerpos y extirpación de órganos, como Ingrid, de 25 años, o Fátima, de 7.
Y lo que también duele y aterroriza —aunque quisiéramos no decirlo y tocar madera— es que las estadísticas afirman que cada día habrán de sumar 10 casos o más.
La sociedad, aun quienes votaron por Andrés Manuel, se alebrestó por la insensibilidad del Presidente. No puede ser que López Obrador haya dado más apoyo a la mamá de El Chapo Guzmán que a la de Fátima.
Justo en estos días de febrero del año pasado, López Obrador recibió la carta de la señora Guzmán en la que le pedía ayuda para poder ir a ver a su hijo extraditado a EU. En su cuenta de Twitter, el mandatario publicó la copia de la misiva y escribió: “La primera parte de la petición la atenderá la Secretaría de Gobernación. Omití que la gestión de visas humanitarias ante EUA para sus hijas, la incluye a ella”.
En la mañanera, en cambio, López Obrador dijo sobre Fátima y los feminicidios que son producto del neoliberalismo, sin ahondar en políticas públicas específicas para resolver el problema. No mandó ningún mensaje a la madre destrozada. Enseguida, con una sonrisa pidió a mujeres, que exigen un alto a los feminicidios, no volver a rayar las puertas de Palacio Nacional. Lo pide el político que tomó e incendió pozos para luchar por un cambio de régimen y que ocupó durante semanas Paseo de la Reforma, inconforme por los resultados electorales de 2006.
Eso es lo que indigna a la sociedad en general. Pero indigna más a las mujeres que también se sienten víctimas de una violencia política porque siguen sumándose puntos negativos en su contra. Además de la desaparición de las estancias infantiles, reducción al presupuesto para atender la violencia de género y para los refugios, así como falta de seguimiento a denuncias de maltrato físico o acoso, ahora reclaman la indiferencia y falta de sensibilidad de las autoridades ante las tragedias.
Métase a la página de la Conavim para que constate el mundo feliz en el que viven las mujeres que representan el organismo público. Ya hasta la Función Pública dijo que se está actuando de una forma “reactiva y paleativa con escasa incidencia en la prevención de la violencia de género”. Una vergüenza.