AMLO y migrantes: primer gran reto al iniciar el sexenio
El éxodo migrante centroamericano que continuará a lo largo de las siguientes semanas en el país hasta llegar a la frontera con Estados Unidos, es ya una agenda pendiente de la siguiente administración. En el equipo de Andrés Manuel López Obrador han visto que, de no establecer una ruta crítica, el arranque del gobierno podría enfrentar de lleno una crisis humanitaria, sanitaria y económica al tener tal cantidad de grupos humanos deambulando por el territorio, sobre todo en la zona limítrofe. Esto tendría que ir más allá de meros ofrecimientos de trabajo, como sería un canal directo de comunicación.
En las últimas horas ha trascendido que el presidente electo contempla reunirse con un grupo de migrantes que encabezan parte de la caravana de centroamericanos y así establecer una línea de comunicación directa entre ellos. Se advierte que todo es cuestión de afinar detalles y tener el “timing” político preciso; esperar, por ejemplo, los resultados de las elecciones intermedias en Estados Unidos para sopesar el impacto que tendrá las medias anunciadas, pues no será lo mismo con un Trump y un partido Republicano “derrotados”, a que los votos hayan demostrado que el discurso anti inmigrante sí funcionó.
Lo cierto es que hay señales de que a López Obrador le interesa abordar de manera amplia el tema. El alcalde del municipio de Pijijiapan, en Chiapas, Héctor Meneses Marcelino, adelantó el fin de semana que los migrantes que lleguen a Ciudad de México estarían “unos días” y en ese periodo serían recibidos por el presidente electo. Este aviso aún no ha sido desmentido desde la casona de transición en la colonia Roma.
Antes, Tonatiuh Guillén López, propuesto como futuro titular del Instituto Nacional de Migración (INM), afirmó que en la próxima administración habrá un tratamiento “muy especial a las situaciones críticas” de los migrantes a través de dos ejes: uno, el respeto a los derechos humanos, “donde toda la interacción con personas que están migrando… sea particularmente cuidadoso la atención que reciban”; y dos, el del desarrollo enfocado en la frontera sur, con inversión urbana y de infraestructura, según puntualizó.
Ese “canal de comunicación” que se abra entre AMLO y migrantes deberá ser parte de una estrategia mucho más amplia que solo otorgar visas de trabajo para los proyectos prometidos, como la siembra de un millón de árboles maderables y frutales, tal y como se ha ofrecido; en entrevista con medios, la próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, indicó que que el nuevo gobierno pretende detonar el desarrollo en el Triángulo Norte centroamericano, para que las personas no tengan la necesidad de emigrar por violencia o en busca de oportunidades.
Por su lado, Ana Saiz, directora de la organización Sin Fronteras, explicó en diversos medios que toda política pública de protección a los migrantes tiene que estar respaldada por “un diagnóstico, presupuesto y políticas de integración”. Es decir, que los migrantes que lleguen al país puedan contar con una vivienda digna, seguridad social, derecho a la salud, al ahorro, escuelas para sus hijos, entre otros rubros esenciales.