Así se vivió el gran fervor Guadalupano
Así se vivió el gran fervor Guadalupano
Morelia, Michoacán..- Desde las primeras luces del día, las calles alrededor de la iglesia de San Diego en Morelia, Michoacán, se convirtieron en un río humano, todos intentan acercarse un poco a la imagen de La Guadalupana.
Feligreses ataviados como guarecitas y Juan Diegos inundaron la zona con cánticos dedicados a la Virgen Morena.
¡La Guadalupana, La Guadalupana bajo el Tepeyac!, entonaban decenas de voces, mientras intentaban ingresar a la iglesia.
El ambiente estaba cargado de fervor, cada paso era un testimonio de fe, cada mirada, una plegaria.
La historia que da origen a esta tradición se remonta a 1531, cuando la Virgen de Guadalupe se apareció en el cerro del Tepeyac al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin.
En un milagro que desafió las estaciones, rosas florecieron en pleno invierno, y el ayate de Juan Diego quedó marcado con la imagen de la Virgen.
Este episodio cambió la historia religiosa de México y, en 2002, fue reconocido oficialmente con la canonización de Juan Diego por el Papa Juan Pablo II.
Entre los asistentes, Gabriela García Muñoz compartió su historia: “Vengo cada año a agradecerle a la Guadalupana porque salvó la vida de mi hija menor”.
Más allá, Valvina Cisneros, a sus 76 años, agradecía por un año más de vida.
Mientras que, Octaviano Tafolla y Alma Delia Hernández, un matrimonio residente en Morelia, narraron su emoción al agradecer por la llegada de un hijo hace varios años.
En las inmediaciones, el bullicio del Cañafest añadía un contraste terrenal al fervor espiritual.
Aromas de tamales y atole se mezclaban con la vistosidad de los puestos de cañas, flores y bisutería.
En ese espacio, lo sagrado y lo cotidiano convergieron, envolviendo la jornada en un aura de devoción y celebración.