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El PRD en Michoacán: entre la lealtad partidista y la tentación morenista

El PRD en Michoacán: entre la lealtad partidista y la tentación morenista

Por Rosario Hernández

En medio del reacomodo político que vive Michoacán rumbo a los próximos procesos electorales, el PRD enfrenta uno de sus retos más complejos: contener la fuga de simpatías hacia Morena, sin reconocer abiertamente que la tentación ya ha tocado la puerta de su militancia.

El reciente pronunciamiento de diversos actores en favor de Raúl Morón Orozco —un morenista emblemático en el estado— encendió las alarmas al interior del perredismo. Sin embargo, el dirigente estatal, Octavio Ocampo, fue rápido en apagar el incendio: minimizó el hecho al asegurar que la mayoría de los firmantes ya no militan en el PRD y que sólo tres nombres aún aparecen en el padrón partidista.

Puede que Ocampo tenga razón en lo numérico, pero el asunto va más allá de simples registros. Se trata de símbolos, de señales políticas que muestran cómo, poco a poco, algunas figuras del perredismo —formado en la izquierda, pero dividido en sus visiones del futuro— se sienten más cómodas en la cercanía con Morena que en la defensa de una identidad partidista desgastada.

Y es que no es la primera vez que los puentes entre el PRD y Morena se tienden de forma casi natural. La historia común de muchas de sus figuras, los desencantos internos y la falta de una narrativa renovada dentro del perredismo han abonado el terreno para estas migraciones “silenciosas”.

El encuentro reciente entre Ocampo y el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, aunque institucional en forma, es interpretado en algunos círculos como otro indicio de este acercamiento. El dirigente perredista lo niega rotundamente, pero lo cierto es que la independencia del PRD luce cada vez más difusa.

A pesar de las advertencias de sanciones internas y llamados a la disciplina partidaria, el mensaje hacia dentro es claro: si bien la dirigencia busca mostrar firmeza, también reconoce que la frontera entre la lealtad y el coqueteo político es hoy más porosa que nunca.

El PRD enfrenta un dilema de fondo: redefinir su papel como una verdadera alternativa de izquierda o seguir perdiendo cuadros y simpatías en favor de Morena, que, guste o no, hoy marca el ritmo de la política michoacana. El tiempo para corregir el rumbo se agota.