Moreno Valle opera para dirigencia PAN y mantenerse en Senado
Rafael Moreno Valle volverá a ser protagonista de la política mexicana en los próximos 6 años; para bien y para mal desde su escaño en el Senado o desde la cúpula del Partido Acción Nacional (PAN), a donde aspira llegar como secretario general. En una primera evaluación, es uno de los pocos miembros blanquiazules que ganó y sobrevivió en la pasada elección; sin embargo tiene en su contra el paso como gobernador de Puebla y su clara ambición por ser candidato presidencial, siendo las sombras que pesan en su futuro político.
Nadie puede negar que en territorio poblano ha tenido éxito en lo que ha sido su proyecto inmediato y a largo plazo; creó la estructura política, financiera y social que lo mantuvo firme en la gubernatura y permitió un relevo a modo a través de Antonio Gali. Esto fue la base final para colocar ni más ni menos que a su esposa Martha Erika Alonso, primero como la candidata panista y luego ya como la gobernadora electa, a pesar del conflicto generado con el morenista Luis Miguel Barbosa.
Sin duda era un secreto a voces que todo su gobierno estaba en función de su principal proyecto político: la candidatura presidencial del PAN. Aunque ofreció resistencia, y se constituyó en el principal obstáculo para Ricardo Anaya; finalmente sucumbió ante la “aplanadora” interna que montó el que en su momento era el dirigente nacional.
En aras de la civilidad interna de Acción Nacional, Moreno Valle optó por evitar el conflicto, probablemente con cierta visión del desastre que a final de cuentas fue la candidatura anayista vía el “Frente por México”; logró colocarse en un lugar seguro de la lista como candidato plurinominal al Senado y desde este 29 de agosto ya obtuvo la vicepresidencia de la Mesa Directiva en dicha cámara.
Una posición que le permitirá estar en la primera línea de los debates y de las decisiones; por supuesto que sabrá aprovecharlo para seguir construyendo una imagen y “un personaje” de acuerdo al contexto político vigente. El Moreno Valle de 2017 no necesariamente será el mismo de 2023, con miras a lo que será la batalla de 2024.
Lo que no cambiará son los “esqueletos en el closet” que tiene luego de su gestión en el palacio de gobierno de Puebla, y que sus críticos y opositores sacarán una y otra vez pues tendrán una vigencia de muchos años. De acuerdo con cierta prensa local e investigadores, durante los años de Moreno Valle se tuvo el control casi total de los poderes legislativo y judicial, así como de los partidos de oposición, los órganos autónomos electorales, de transparencia y de derechos humanos, además de una buena parte de la prensa.
No puede dejar de señalarse lo que pasó con las finanzas estatales: realizó nueve obras de alto impacto con un costo total de 14 mil 856 millones de pesos bajo el esquema de deuda Asociación Público Privada (APP) y de Proyectos de Prestación de Servicios (PPS) a pagar en un periodo de 10 a 25 años; así se disparó la deuda, que llegó a 69 mil 737 millones de pesos, de acuerdo con un análisis de las leyes de ingresos y egresos del estado de 2011 a 2016.
Por supuesto, atado a sus objetivos estará el desempeño de Martha Erika Alonso como gobernadora en los próximos 6 años. El beneficio de la duda lo tiene si logra llegar junto con Héctor Larios a la dirigencia del PAN, en calidad de secretario general; si logra reconstruir, resanar y relanzar la marca partidista y gana elecciones (lo cual sabe hacer muy bien pese a ciertas prácticas) Rafael Moreno Valle puede estar “a modo” para el relevo de 2024, aún y con toda las nubes que lo seguirán rodeando.